Branding: ¿qué es y cómo puede ayudar a tu empresa a crecer?

Branding se define como el proceso de construcción de una marca. Y equivale a sentar al consumidor en la mesa de la junta directiva para que ayude al equipo a tomar decisiones.

Saber quién te compra y comprender a ese consumidor es crucial para acercarse a él, para conseguir que tus productos o servicios le resulten valiosos. Al fin y al cabo se trata de que el cliente te conozca, te valore, compre tus productos, se sienta vinculado con ellos y repita.

A simple vista, puede parecer que esa aportación del consumidor es intangible pero existen metodologías científicas que nos permiten llegar a ella, medirla y traducirla en valores cuantificables y aplicar esos resultados a la marca, a la empresa y a los productos. Y de todo eso se encarga el branding, una herramienta competitiva imprescindible en el mundo de hoy.

Y, ¿exactamente cómo lo hace?

Todas las empresas, por el mero hecho de existir, tienen una marca, un logo y una determinada presencia en el mercado. Pero no todas las marcas tienen un vínculo sólido con el cliente y, en la mayoría de los casos, la empresa ni conoce ni ha estudiado nunca cómo es ese vínculo.

Por eso, el branding comienza por medir el vínculo de una marca con sus clientes. Se emplea la metodología de los estudios de mercado para calcular científicamente una serie de parámetros de determinan el alcance de la marca.

Esos parámetros determinan si el cliente conoce la marca, qué elementos considera que la diferencia de sus competidoras, qué opinión le merece y hasta qué punto se identifica con ella.
Esa misma metodología se aplica también a la competencia para poder determinar qué punto ocupa cada empresa en el imaginario del cliente.

Esos estudios cualitativos y cuantitativos te dicen cuál es tu lugar en mercado desde el punto de vista empresarial pero también, emocional.

Y se traducen en resultados matemáticos y gráficas que permiten analizar, estudiar y definir estratégicamente hacia dónde debe evolucionar una marca, una empresa o un producto para llegar mejor al cliente y crecer.

Así, el branding genera una hoja de ruta clara con unos valores y una estrategia de presente y futuro para la marca y para la empresa. Una propuesta de valor que debe pasar a ser el ‘leit motiv’ de la toma de decisiones en cuanto al desarrollo de producto, por un lado, y de la imagen digital y gráfica y de la comunicación, por el otro.

Conociendo, quién es, qué sabe de nosotros y qué quiere el cliente, sabremos qué podemos hacer para ser su primera opción.

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